martes, 25 de septiembre de 2012

Secame las lágrimas!

Cuando me separé no pude llorar mucho...
un poco porque mi amor propio no me permitía derramar más lágrimas 
y otro poco porque no podía usar pañuelos. 
Al mes de separarme vino a vivir conmigo mi, ahora, inseparable gato
y jamás me dejó tener una caja de pañuelos para secar mis lágrimas y sonar mi nariz. 
Las destrozaba. Dejaba los pañuelos rotos por toda la casa.
Hoy, dos años y medio después, hemos madurado.
La caja de pañuelos estuvo ante sus narices todo el día y quedó intacta. 
Somos grandes, yo hace mucho que sané mi corazón,
él encontró cosas más interesantes para jugar. 
El tiempo ha pasado...
Ya no nos detenemos en la caja de pañuelos...
El mundo entero es nuestro objetivo!
"Habemus Pañuelos"






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