
Lo cierto es que necesitaba un cómplice para esta pasión encarcelada.
Y un amor creciendo en mi pecho podía darme libertad.
Quería saber donde acababa este túnel, que curiosamente también era obscuro.
Se que te he sentido temblar contra mi la última noche que te tuve tendido en mi cama.
Descubro que hay una puerta abierta para nadie,
Mi boca siente la pena de no ser besada, le urge el beso que no llega.
Recuerdo que en algún momento cerré mis ojos y llegué a perderme.
Más tarde comprendí que no había pena por la despedida y el abandono.
Una vez quise que tus manos alcancen a rodear nuevamente mi cintura.
Temía perderte en el camino, pero llegamos hasta donde pudimos llegar.
Se que me faltarás y quizá yo también te haga falta.
Estoy tranquila, te miro y aún sonrío. Nunca sabrás que pienso cuando sonrío de lado.
Puede que algún día comprendas que me había perdido, incluso antes de encontrarme.
Has dejado de dolerme y ya no sufro.
Con la liberación de una maldita lágrima que no logro contener te rechazo.
Rechazo todo lo que de vos venga.
Deberíamos ajustar la distancia que nos separa. ¿Cuándo se volvió real?
Vaya uno a saber a quien besabas, de quien no querías despedirte.
Ya no podré darte mis besos pendientes, ya pagué mis deudas.
Sentí el dolor de mi piel herida por la ausencia.
Siento que hayas huido cada vez que sentías que te robaba un pedazo de tu corazón.
Extraño mis alas de mariposa, ya no las siento en mi espalda.